Sumario Semana del 22 al 28 de Abril de 2024. Edición 17.

Social - Familia - Género

Fuente: UCACYL-AV / Diario de Ávila 12 de Mayo de 2014

La protección a la infancia no es un juego de niños.

¿Quién protege a los indefensos? En la sociedad actual, los niños son el eslabón más débil de la escala social. Dependen de un adulto. Su papel es de guía, ejemplo, norte, protector.... ¿Pero qué ocurre cuando ese guía se pierde, ese ejemplo inculca malos hábitos, ese norte se desorienta y ese protector ataca o hiere? Alguien por encima de él tiene que desempeñar esa función protectora. En este caso es la administración regional, a través de la Consejería de Familia e Igualdad de Oportunidades y los profesionales de los servicios sociales, la que tiene diseñados unos mecanismo para garantizar esa protección de los más indefensos.

La base de trabajo se encuentra en la Ley de Promoción, Atención y Protección a la Infancia en Castilla y León, de 2002. Ahora que el Gobierno ha comenzado la tramitación legislativa de la normativa referente a los menores, el caso de Castilla y León ha servido de base para muchas de estas modificaciones, sobre todo las referentes a situar al menor como «eje del sistema».

«La normativa de Castilla y León, con doce años, fue vanguardista y avanzó en aspectos donde ahora incide la modificación del Gobierno», destaca el director técnico de Infancia de la Consejería de Familia, Pablo Rodríguez.

El cambio de Castilla y León radica en que la ley no se limita a proteger en los casos de desprotección. Es decir, no solo actúa cuando el menor sufre malos tratos o abusos, del tipo que sean. También profundiza en cuestiones como la educación, la sanidad, el consumo, ocio, cultura... «Todas estas cuestiones se abordan y remarca a todos los departamentos de la administración que en sus líneas y políticas prioricen la atención a los niños», destaca.

La parte de la intervención de la Administración puede resumirse en tres fases. En primer lugar, prevención y protección de los derechos. Un segundo ciclo consiste en la intervención en casos de desproteccón graves. Ypor último, está el proceso de integración cuando el menor cumple la mayoría de edad para que salga del sistema de protección en las mejores condiciones.

Prevención

«LOS NIÑOS DEBEN CRECER CON SUS PADRES»

El modelo de Castilla y León considera prioritaria la prevención. Los niños no vienen con un manual de instrucciones adjunto. Por diferentes razones, sociales o educativas, los padres se pueden encontrar con que no saben cómo actuar con sus hijos. No les llevan a clase, cuando es obligatorio. No han aparecido por el pediatra... Son familias que carecen de capacidades pero tienen voluntad.

En algunos casos, el problema puede venir por la vía económica y también se actúa con todos los mecanismos existentes en la Red de Protección a las Familias, en el que Castilla y León ha sido una comunidad pionera.

Esto permite, por ejemplo que aunque la crisis haya elevado los índices de riesgo de pobreza infantil hasta afectar al 24,9 por ciento de los menores de Castilla y León (nueve puntos menos que la media nacional), según el último informe de Unicef; esto no se haya traducido en un crecimiento desorbitado de casos graves de desprotección en los que la intervención administrativa haya supuesto la retirada de la tutela.

Las actuaciones en este apartado diseñadas tanto a familias como a los propios menores. Entre las primeras, existen diferentes programas dirigidas a inculcar a los padres patrones para cuidar a sus hijos. Existen diferentes formatos en función de las necesidades y características de cada uno. Desde trabajo en grupo con el programa Educar en Familia, hasta talleres educativos para padres y madres de niños de hasta cinco años, con ‘Crecer felices’.

Cuando se eleva el riesgo de desprotección, sin llegar a casos más graves, se pone en marcha programas de apoyo familiar personalizados, diseñados por un psicólogo y ejecutados por educadores sociales que acuden al domicilio para inculcar hábitos y patrones de cuidado de los menores. Es para familias que no tienen las capacidades pero sí voluntad. En todo caso, este programa no puede durar más de 18 meses.

«Los plazos son una de las cuestiones en las que incide la nueva ley nacional y donde Castilla y León fue pionera. Se trata de trabajar con las familias para intentar evitar la separación, pero los menores no pueden esperar eternamente a que sus padres cambien», destaca Rodríguez.

La prevención no se circunscribe únicamente al ámbito familiar. También hay programas que afectan a los propios menores de edad. Aquí se enmarca ‘Construyendo mi futuro’. Va dirigido a adolescentes que presentan los primeros problemas y con los que si se trabaja a tiempo y de forma adecuada se puede evitar que derive en delincuencia, drogadicción, bandas... Un profesional social o animador cultural con experiencia empatiza con los chavales y plantea experiencias alternativas a esos malos hábitos. Pretende tener ocupado el tiempo para evitar que cuando están ociosos se dediquen a conductas contraproducentes para ellos mismos.

Protección

«EN CASO DE SEPARACIÓN, MEJOR CON UNA FAMILIA»

Hay ocasiones en los que el grado de desprotección rebasa unos límites donde la prevención no es suficiente. La Administración tiene que tomar medidas. Los expertos en infancia de la Consejería de Familia tienen que actuar con una idea clara: «Por encima de todo está el bien del menor». El primer paso es abrir un expediente, que en la mayoría de los casos deriva en una retirada de la tutela a los padres. ¿Y a partir de ahí? Hay que buscar un hogar al pequeño y hay dos alternativas: un centro especializado o una familia.

La prioridad en Castilla y León siempre ha sido una familia y si es la propia del menor (tíos, abuelos...), mejor. En este campo es referencia nacional después de 25 años de experiencia en colaboración con Cruz Roja. Ahora la ley nacional también da preferencia al acogimiento. Sin duda, esta opción requiere mucho más trabajo de preparación de las familias que durante una etapa ejercerán de padres de esos chavales, hasta que los biológicos estén listos para volver a hacerse cargo de ellos.

Sin embargo, a pesar de todos los esfuerzos, Castilla y León tiene déficit de familias para acoger a los menores que no pueden estar con sus padres. «Si la gente supiera todo el apoyo que hay detrás, seguro que participarían más», destaca el responsable de Infancia. Cruz Roja o la propia Consejería de Familia pueden disipar las dudas.

La alternativa a las familias son los centros de menores. Nada tienen que ver con la imagen social que se tiene de aquellos reformatorios de antaño. «No son malos, pero no son tan buenos como una familia. Son más impersonales».

Integración

PREPARADOS PARA UNA VIDA INDEPENDIENTE

¿Qué ocurre cuando un menor ha tenido que ser apartado de su familia y supera la mayoría de edad? «¿Si a un chaval con 18 años, en una familia le resulta muy complicado integrarse en la vida adulta, cómo no le va a ocurrir eso a uno que está en un modelo de protección?». Para ellos también la Consejería de Familia tiene diseñados diferentes programas que buscan favorecer la integración social y laboral de los jóvenes en situación de riesgo a través de apoyo. Están muy dirigidos al empleo, con formación en oficios que luego les aporte una independencia económica en el futuro; sin olvidar el acompañamiento de otros jóvenes que sirvan de ejemplo. También los programas de acogimiento familiar tienen pueden prolongarse con este mismo objetivo.